top of page

"Al Faro"/"To the Lighthouse". Un diario de lectura.

Actualizado: 8 nov 2021




Abro esta entrada con una confesión: no tuve fuerzas para reseñar ni para traducir los fragmentos de "To the Lighthouse", de Virginia Woolf. Aquí les comparto mis impresiones de lectura sobre el que se ha convertido en uno de mis libros preferidos (como porque me encanta sufrir). Espero puedan disfrutar mis desvaríos y me disculpo de entrada por la cantidad de citas en inglés. Aquí va:



22/02/2021



He estado leyendo “To the Lighthouse” de Virginia Woolf. Siempre que la leo me agarra una melancolía extraña, como si ella me narrara mis vidas pasadas, o la forma en que morí. Virginia Woolf describe los pensamientos de sus personajes en un flujo incesante. Sus narraciones se sienten como un viaje a través de muchas mentes con una guía que las conoce más que nadie. Cuando la leo, me quedan las mismas dudas, como si los problemas que atribulan a Clarissa Dalloway o a Lily Briscoe fueran los míos. Entonces me pongo triste, a pesar de que mi vida diste tanto de las de estas mujeres, a pesar de que nuestros ojos contemplen horizontes tan dispares. Cuando leo a Virginia Woolf también me reaseguro un poco, me siento menos mal por pensar tanto las cosas. Si uno se dejara guiar por estas novelas, pensaría que los personajes no hacen más que pensar y sobrepensar en cosas vanas que adquieren el peso de toda una vida, porque eso es lo que hacemos para darle sentido a nuestras existencias: llenamos de importancia los más pequeños detalles para tener algo a lo que aferrarnos, para sentir que nuestra vida tiene sentido y convencernos de que vale la pena vivirla.


« But how strange, she repeated, to Mr. Banke’s amusement, that they should be going on there still. For it was extraordinary to think that they had been capable of going on living all these years when she had not thought of them more than once all that time. How eventful her own life had been, during those same years. Yet perhaps Carrie Manning had not thought about her either. The thought was strange and distasteful».



24/02/2021



Leer a Virginia Woolf es asumir la renuncia a la trama. Es entregarse a la novela introspectiva que dedica capítulos enteros al pensamiento de sus personajes. La trama simple es un contrapunteo con la complejidad de lo que piensan sus actores. Virginia Woolf nos narra acontecimientos banales: los días de descanso de una familia acomodada, sus eventos sociales, las visitas de los niños a la playa, una tarde en el jardín en la que Lily Briscoe se dedica a pintar.


Estas situaciones, aparentemente banales, adquieren todo su significado cuando las vemos desde la perspectiva de los personajes, cuando vemos con nuestros propios ojos los detalles que no son inherentes, sino impuestos por quien observa. Estos flujos de pensamiento nos hacen ver la misma escena desde distintos ojos, como si saltáramos de cabeza en cabeza y viéramos nuevos detalles que al otro personaje no le importaban: Mr. Ramsay está molesto y los niños no llegan; Mr. Bankes guarda silencio porque la situación le resulta incómoda; Lily Briscoe se niega a ayudarlo a hacer parte de la conversación; Mrs. Ramsay teme que alguien arruine su arreglo frutal, a pesar de que las frutas están dispuestas para que cualquiera las agarre si le apetece…



25/02/2021



« He found talking so much easier than she did. He could say things –she never could. So naturally it was always he that said the things, and then for some reason he would mind this suddenly, and would reproach her. A heartless woman he called her; she never told him that she loved him. But it was not so –it was not so. It was only that she never could say what she felt».


Creo que más que una reseña de “To the Lighthouse” voy a compartir lo que me hizo sentir, porque me cuesta solo reseñar un libro tan complejo que no creo terminar de entender. Por momentos siento que solo percibo una fracción ínfima de lo que contiene la novela y me siento diminuto ante el peso de esas palabras.



26/02/2021



Últimamente he estado muy interesado por los temas Cyberpunk, porque el mundo de ahora está tan loco que cualquier distopía podría parecer un documental. Estoy a medio camino entre el escape de la realidad y sumergirme en ella gracias a la ficción.

Y, sin embargo, también disfruto la literatura clásica o contemporánea, la de los “grandes temas”, la de los interrogantes sobre la “cuestión humana en nuestro tiempo”.


« So with the lamps all put out, the moon sunk, and a thin rain drumming on the roof a down-pouring of immense darkness began. Nothing, it seems, could survive the flood, the profusion of darkness which, creeping in at keyholes and crevices, stole round window blinds, came into bedrooms, swallowed up here a jug and basin, there a bowl of red and yellow dahlias, there the sharp edges and firm bulk of a chest of drawers. Not only was furniture confounded; there was scarcely anything left of body or mind by which one could say ‘This is he’ or ‘This is she’. Sometimes a hand was raised as if to clutch something or ward off something or somebody groaned, or somebody laughed aloud as if sharing a joke with nothingness. »


Acabo de leer el tercer capítulo de la segunda parte de este libro, y creo que nunca había leído una descripción tan certera de una noche tormentosa. El viento, las hojas, la lluvia y el mar se sienten vivos en esta descripción. La oscuridad y la brisa son como intrusos que se cuelan entre las rendijas de la casa. La playa intranquila no ofrecerá respuestas para los desvelados.


Una noche es tan solo un corto espacio, pero las noches se suceden, una tras otra.

« The nights now are full of wind and destruction; the trees plunge and bend and their leaves fly helter skelter until the lawn is plastered with them and they lie packed in gutters and choke rain pipes and scatter damps paths. Also the sea tosses itself and breaks itself, and should any sleeper fancying that he might find on the beach an answer to his doubts, a sharer of his solitude throw off his bedclothes and go down by himself to walk on the sand, no image with semblance of serving and divine promptitude comes readily to hand bringing the night to order and making the world reflect the compass of the soul. The hand dwindles in his hand; the voice bellows in his ear. Almost it would appear that it is useless in such confusion to ask the night those questions as to what, and wherefore which tempt the sleeper from his bed to seek the answer. »


Si quisiera hacerle justicia a este libro tendría que transcribirlo todo. Incluso me asusta traducir los fragmentos porque temo no lograr transmitirlos en todo su significado.

En los momentos en que requiero descansos intento leer un webcomic –Kill Six Billion Demons- y me sorprendo ante la capacidad creativa de la gente.



03/03/2021



He continuado con mi lectura de “To the Lighthouse” y mis impresiones han cambiado bastante con la segunda parte. Al principio, Virginia Woolf nos presenta un momento específico en la vida de una familia acomodada: la estadía de los Ramsay en su casa de campo junto al mar. En esta primera parte vemos las relaciones casi intrascendentes de los Ramsay con sus amistades y entre sí. La narración detallada del pensamiento construye un mosaico de relaciones interpersonales complicadas que, en apariencia, no tienen objetivo alguno. Toda esta sección tiene un tema de fondo que vuelve siempre en monólogos y conversaciones: la posibilidad de visitar el faro. El faro es causa de disputas, de diferencias entre las parejas, es el origen de otras reflexiones respecto a la personalidad de ciertos personajes (¿Por qué Mr. Ramsay se empeña en decir que el clima no será propicio para navegar hasta el faro? ¿Qué gana Mr. Tansley con insistir en que el clima no será propicio, como si hundiera un dedo en la herida abierta?)


El faro es una presencia lejana, una posibilidad latente que no se realiza. Cuando termina esa primera parte quedamos con la sensación de su ausencia, con su promesa no cumplida entre pecho y espalda. En esta transición Viriginia Woolf hace una descripción sublime de la oscuridad, de los aires nocturnos que se filtran y que reptan por las paredes dormidas. Este ha sido uno de los pasajes más sobrecogedores que he leído en mi vida. Intenté traducirlo, pero debo admitir que no logro hacerlo. Temo traicionar su sentido y me siento impotente.


Entonces pasa el tiempo. Se acaba el verano, la familia se va de la casa. Llegan las muertes, diversas: muertes naturales; durante el parto; en las trincheras de la Gran Guerra. Se va la familia, pero el lector se queda en la casa. La narradora nos describe el deterioro; el paso del tiempo se evidencia en la descripción del abandono de la casa a la que al parecer nadie volverá.



04/03/2021



Sigo escribiendo, poco a poco, mi diario de “To the Lighthouse”. Lo voy escribiendo al paso, a medida que leo, para que no se me olvide lo que voy pensando, para que no se me pierdan las ideas en la maraña de la mente. Es extraña la sensación de “perder tiempo”. ¿Cómo se pierde el tiempo si siempre lo tenemos al frente? Por lo menos a mí el tiempo no se me ha perdido: lo tengo bien clarito en toda su extensión. No creo que el tiempo pase, ni que fluya como un río. Es más bien como una red, como una telaraña que se extiende, siempre al borde del vacío, atrapados como moscas. ¿Y la araña? No está, pero siempre le tenemos miedo a su regreso.



08/03/2021



Hoy retomé mi lectura de “To the Lighthouse” y no ha fallado en sorprenderme una vez más:


«What is the meaning of life? That was all –a simple question; one that tended to close in on one with years. The great revelation had never come. The great revelation perhaps never did come. Instead there were little daily miracles, illuminations, matches struck unexpectedly in the dark; here was one».


En esta segunda parte, cuando la familia –los que quedan– vuelve a la casa, Lily Briscoe se propone volver a pintar el cuadro que había empezado ahí mismo, años atrás. Mr. Ramsay y los dos menores salieron hacia el faro; Lily Briscoe, con su lienzo en el jardín, rememora a la difunta Mrs. Ramsay. Su presencia se siente en todo el ambiente, se hace más evidente el recuerdo por contraste con su ausencia física. Mrs. Ramsay ya no está, pero el lugar –el jardín, la casa, la playa– está embebido de su memoria. Ella pervive en su relación con los espacios que habitó años atrás. Lily Briscoe no puede pintar sin verla en todos lados, sin recordar sus palabras o sus gestos.


«Oh Mrs. Ramsay! She called out silently, to that essence which sat by the boat, that abstract one made of her, that woman in grey, as if to abuse her for having gone, and then having gone, come back again. It had seemed so safe, thinking of her».


Cada día que leo lloro un poco. Me topo con fragmentos del libro que resuenan con algo por allá en el fondo y no logro identificar qué es.



16/03/2021



Hoy terminé “To the Lighthouse” y me dejó desconcertado. No sé si termino de asimilarlo. Siento que se me escapan muchos detalles. Siento que la llegada al faro solo es una conclusión a medias. Las vidas siguen, no se acaban. Es un cierre parcial en una continuidad. Una rebanada de vidas.


Toda la novela construye una gran expectativa, como si la llegada al faro fuera un gran acontecimiento. Mr. Ramsay, Cam y James van en un velero con Macalister y su hijo. La muchacha y su hermano, silenciosos, comparten una especie de temor extraño por su padre. Le temen a su ira, le temen a su edad, a su silencio. En el barco, durante el trayecto, se siente la ausencia de la madre, de los otros hijos que murieron durante esos años en que no visitaron la casa de campo. Este viaje al faro, después de tanto tiempo, es como un homenaje a los ausentes.


Al final hay un ir y venir entre el bote y el jardín, desde donde Lily Briscoe intenta terminar su cuadro. Ella, a quien la ausencia de Mrs. Ramsay le pesa más que al resto, parece tener en sus manos la búsqueda insaciable de lo que no se puede encontrar. Ella, que no se ha casado a los cuarenta años, que sigue preocupada por lograr esa pintura después de tanto tiempo, es quien resuelve el enigma al asumir que no hay descanso, que no se deja de extrañar a los muertos porque su ausencia impregna los rincones que ocuparon en nuestro mundo y en nuestra memoria. Lily Briscoe mira hacia el mar, hacia el pasado, ve a sus pretendientes como William Bankes y reconoce su fragilidad de hombre intelectual. Reconoce que su matrimonio no habría podido ser porque él le resultaba patético y detestable. Porque a ella, después de tantos años, le sigue importando aquel cuadro inconcluso al que le faltaba algo que solo pudo encontrar años después en el mismo jardín: la ausencia.

26 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page